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Historia
Los restos arqueológicos más antiguos corresponden al Paleolítico y fueron encontrados por Manuel Sanz Martínez, frente a la Cueva Corva. Entre los útiles, apareción un raspador de sílex, así como un hacha de mano, lo que deja prueba clara de que las tierras calandinas estaban ya habitadas hace unos 50.000 años.
En la partida de las Contiendas aparecieron restos del Mesolítico y del Neolítico, entre ellos una punta de lanza bien tallada, un gran punzón, raspadores y fragmentos cerámicos. Estos hallazgos se enriquecieron cuando el mismo Manuel Sanz Martínez localizó el yacimiento arqueológico del Llano del Carmen.
Con Kolenda se denominó al primitivo núcleo de población celtibérico que dio posteriormente origen a Calanda. A los visigodos debemos el magnífico legado de enlosados y tumbas guerreras en la zona próxima al actual municipio denominada “Castiel”.
Castiel, adquirió gran importancia en la época romana, ya que por éste pasaba una vía romana que enlazaba Caesaraugusta (Zaragoza) con Córdoba y por la que se exportaban frutos del país. Denota existencia de una villa romana en aquel lugar debido a los hallazgos de piezas y monumentos que se descubrieron en los alrededores del cerro. El momento culminante de la aqueología calandina tendría lugar en 1964 con el descubrimiento de un espectacular mosaico, hallado por Antonio Bielsa Alegre, en la partida de Albalate. Quedó así confirmada la teoría de que Calanda fue una importante villa romana. Hoy el mosaico se encuentra en el Museo Provincial de Teruel, constituyendo la pieza más importante del mismo y en el lugar del hallazgo (40.93º, -0.2018º) se encuentra un monolito con la inscripción «DIPUTACIÓN PROVINCIAL DE TERUEL. SERVICIO ARQUEOLÓGICO. EN ESTE LUGAR EXISTIÓ EN LOS SIGLOS III-IV UNA VILLA ROMANA CUYOS MOSAICOS SE CONSERVAN EN EL MUSEO ARQUEOLÓGICO PROVINCIAL. AÑO 1964).
Igual que el resto de la Península Ibérica, durante la segunda década del siglo VIII comienza la dominación islámica de Calanda. Cultura cuya influencia se puede seguir hasta nuestros días. Algunos de los riegos del término municipal tienen su origen en esta época y, según algunos autores, el impresionante Acueducto de Los Arcos, que salva el desnivel del río Guadalopillo y que sigue en funcionamiento en la actualidad, es de origen islámico.
También de esa misma época son los orígenes del Castillo de Calanda, destruido en el siglo XIX pero del que aún quedan restos junto al actual Templo del Pilar. Y seguramente también tenga origen en esa cultura la famosa cerámica de Calanda, ya que durante la Edad Media los alfareros (o cantareros, como se denominaban en Calanda) eran de religión musulmana.
En el año 1119, el rey aragonés Alfonso I el Batallador toma Calanda de manera efímera, pero poco después, el rey Alfonso II, en 1169, incorporará Calanda de manera definitiva al Reino de Aragón. Otras fechas importantes para el devenir histórico de la villa serán los años de 1360, cuando la Orden de Calatrava (a la que Calanda estará unida durante siglos) otorga la Carta Puebla; y 1388, cuando se logra el deslinde del término de Calanda del de Alcañiz. Aunque, como hemos dicho, desde 1169 Calanda estaba bajo dominio cristiano, gran parte de la población seguía siendo musulmana, o lo que es lo mismo, mudéjar. La comunidad mudéjar vivía completamente separada de la pequeña comunidad cristiana del lugar, que aunque era minoría ostentaba la totalidad de cargos de poder político de la villa. La convivencia, igual que en el resto de reinos hispánicos alternó periodos de paz con otros de mayor tensión. Hasta que a principios del siglo XVI, los mudéjares son obligados a convertirse al cristianismo o a marcharse, pasando a ser “cristianos nuevos” o moriscos, que serán definitivamente expulsados en 1610, dejando a localidades como la nuestra prácticamente despobladas y sumidas en una gran crisis económica.
En 1628, Calanda obtiene su segunda Carta Puebla, que llevó a Calanda a una prosperidad alcanzada con su unidad política y religiosa, con sólo el elemento de cristianos viejos y unos pocos moriscos conversos.
En 1640, tiene lugar en Calanda un hecho muy significativo que marcará una profunda huella en la vida religiosa de la villa. Miguel Juan Pellicer Blasco, vecino de Calanda, tras años de solicitar limosna en Zaragoza decide volver a Calanda, donde el 29 de marzo de ese año, por obra de la Virgen del Pilar, le es restituida la pierna derecha que le había sido amputada unos años atrás al pisársela un carro. Hubo numerosas investigaciones y finalmente, el 27 de abril de 1641, el hecho fue declarado Milagro.
Los siglos XVIII y XIX fueron muy agitados por las continuas luchas en todo el país (Guerra de Sucesión, Guerra de la Independencia…) y que naturalmente hacen mella en Calanda. Ya en el siglo XX, también la Guerra Civil se vive encarnizadamente en Calanda, al igual que en otras zonas del Bajo Aragón.
El restablecimiento de la Democracia en el país, da un impulso a la economía y a la sociedad calandina, cada vez más plural, tal y como demuestran las sucesivas elecciones locales, ya que todos los grandes partidos en Aragón han gobernado el Ayuntamiento de Calanda.
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